Jugar en familia enseña, diverte y demuestra afecto
Compartir un juego les permite a sus miembros interactuar, divertirse, aprender y demostrar aptitudes. Opciones que favorecen el desarrollo de habilidades en los niños.
Sara les estaba leyendo un cuento a sus muñecos. Cuando su mamá llegó de trabajar, la niña la invitó a sentarse para que participara en esta actividad. Fueron cinco minutos de i...nteracción, los mejores para Liliana. “¡Qué bienvenida tan linda!”, atinó a decir.
La lectura es una forma de jugar y el juego es la mejor manera de relacionarse con los hijos. No sólo se estrechan vínculos afectivos sino que los padres aprenden a conocer mejor a sus pequeños.
“Con el juego le ayudamos al niño a confiar en sí mismo, favorecemos su desempeño social, así como su desarrollo sensorial, motor y cognitivo”, explica la terapeuta ocupacional María Angélica Murcia. Es necesario que los pequeños disfruten esta actividad, la cual debe ser libre y espontánea.
“Lo más importante es la calidad. Los juguetes sofisticados son bastante didácticos pero solo son para el uso de los niños. La clave es la interacción con un adulto y para ello existen otras opciones”, dice la terapeuta ocupacional Liliana Saavedra.
Con un juego familiar se refuerzan y asimilan mejor conceptos como la noción de cantidad, espacialidad y temporalidad. Así mismo, los colores, los tamaños y las formas.
¿A qué jugamos?
La terapeuta Liliana Saavedra propone las siguientes actividades:
Juegos de mesa
Lotería. Refuerza el lenguaje y la expresión verbal. Favorece la coordinación visual, la atención y la tolerancia a la frustración, pues el niño aprende que no siempre puede ganar. De igual forma, estimula su desarrollo cognitivo: comprende la noción de semejanza y diferencia. (Después de los 4 años).
Rompecabezas. Fortalece la noción viso-espacial y de expansión de objetos. El pequeño aprende a completar una figura, el concepto de arriba y abajo y de lado izquierdo y derecho.
Dominó. Puede ser de figuras (para niños de 2 a 3 años) y de puntos (de 5 en adelante). Con el primero, el menor identifica formas visuales (une dos gallinas o dos perros). Con el segundo, conceptos como: igual a, más que, menos que y sentido de direccionalidad, pues el juego puede llevarse por dos extremos. Se refuerzan los números.
Rondas infantiles. Les ayudan a los pequeños a vencer el miedo a lo desconocido. Estimulan su confianza.
Muñecos, carros, casas, ollas y demás juguetes. Desarrollan la independencia del infante.
Origami y juegos de armar. Favorecen el desarrollo de habilidades manuales.
Juegos de roles
Por ejemplo: representar lúdicamente las funciones de los miembros de la familia y dramatizar actividades cotidianas (servir el almuerzo, ir al supermercado, tomar agua, vestirse, bañarse los dientes). Esto les da a los padres información acerca del desarrollo cognitivo del infante. A partir de los 3 años y medio o 4 años, los niños se convierten en su personaje favorito o en una persona cercana.
Juegos de parque
Favorecen la direccionalidad, atención y observación del pequeño, además de su motricidad gruesa.
Las pelotas. El cuerpo, cuando está en movimiento, recibe información espacial (dónde estoy yo frente a los otros objetos). Uno de los padres se ubica frente al niño, le lanza la pelota y le pide que se la devuelva. La idea es que involucre ambas manos, luego las piernas y posteriormente todo el cuerpo. Otra alternativa: armar un túnel con las sillas del comedor y se manda la pelota por debajo o por encima de ‘este puente’.
El lazo. Con éste se puede jugar a los rescatistas, trabajando ambos lados del cuerpo: se amarra un extremo a un objeto que lo sostenga y del otro, papá e hijo se sostienen y compiten para saber quién llega primero. Saltar lazo: para un niño mayor de 6 años.
Parque. En el columpio, el menor puede mecerse bocabajo o arrodillado (según su edad). En el rodadero, mandarse acostado, sentado, boca arriba o bocabajo. Esto favorece su equilibrio.
Patines, bicicleta, triciclo. Fortalecen la coordinación de ambos lados del cuerpo. Patinar ayuda al equilibrio; montar en triciclo (3 años) y bicicleta (a partir de los 5 o 6 años) mantiene los sentidos alerta y coordina el movimiento de los pies.
Otros
Memoria. Juegos para desarrollarla; útiles también para el manejo de tolerancia y respeto de turnos.
Bloques de construcción. Actividad que se hace en piso. Motiva la creatividad y la expresión, además de favorecer la coordinación mano-ojo y nociones de espacialidad.
Experimentos
La fonoaudióloga María Paola González pone sobre la mesa otras actividades para disfrutar de la mejor manera el tiempo que se comparte en familia:
Juegos de experimentos relacionados con el diario vivir. Qué emocionante es alimentar la expectativa de un niño y que él mismo plantee posibles respuestas a sus inquietudes: ¿qué pasa si mezclo el azul y el rojo? ¿Al cuánto tiempo de sembrar una semilla la planta crece? Si le aplico tintura a una flor blanca, ¿ésta muere?
Este tipo de ejercicios también se pueden llevar a la cocina, más específicamente a las recetas: preparar gelatina, ponche, galletas, arepas, etc.
Juegos tradicionales. La lleva, las escondidas y la golosa, ojalá al aire libre los fines de semana, son ideales. Favorecen el desarrollo social, motor y cognitivo del pequeño a partir de la secuencia y la organización. Con ellas aprende a respetar turnos.
Otros juegos: burbujas con la boca (favorece el desarrollo de los músculos orofaciales del menor).
Juegos por edades
La terapeuta María Angélica Murcia le sugiere actividades según el desarrollo
del infante:
0 a 6 meses: masajes, juego en la tina, matronatación y actividades visuales: mostrarle muñecos y escondérselos.
6 a 12 meses: masajes, música (con el canto asimila mejor un concepto que cuando este se verbaliza), llevarlo al parque. Imitarlo cuando ríe o llora.
9 a 12 meses: llevarlo al parque, hacerle caballito y rollos, montarlo en columpio.
12 a 24 meses: construir con él torres de bloques o motivarlo a encajar fichas (introducir el triángulo dentro del orificio que tiene su forma).
2 a 3 años: pintar, juegos de imitación.
3 a 4 años: juego cooperativo que involucre, por ejemplo, armar juntos un castillo o pintar una obra de arte en un pliego de cartulina sobre la pared.
4 a 5 años: fichas para construir cosas; dramatizaciones, pintura, noches de talentos (cada día se reúne la familia y sus miembros demuestran sus aptitudes).
6 a 7 años: jugar fútbol, montar bicicleta, juegos de mesa como el dominó, el parqués y el ajedrez. Es importante enseñarles que, en ocasiones, pueden perder.
Otras opciones: con objetos viejos crear novedosos juegos. Una lotería incompleta se convierte en un concéntrese.
A montar en bicicleta
Es conveniente tener las siguientes precauciones:
El niño debe usar casco (debidamente ajustado), rodillera, coderas, chaleco reflectivo y guantes.
Debe inspeccionarse la bicicleta para verificar que tenga el tamaño adecuado para el niño, con reflectores asegurados, frenos en buen estado, llantas bien aseguradas y debidamente infladas.
Es clave incorporar materiales reflectivos en la ropa, el calzado y los accesorios del menor, especialmente al atardecer o en la noche. Igualmente, utilizar luces y reflectores en las bicicletas.
Hay que enseñarle al pequeño a hacer uso de las ciclorrutas, obedecer señales de tránsito y semáforos y utilizar las señales de mano para alertar a los vehículos y a los peatones antes de hacer un giro. Igualmente, respetar al peatón y antes de girar a la izquierda, mirar hacia atrás y dejar pasar el tráfico que haya.
Resolución 3600 de 2004 expedida por el Ministerio de Transporte.
Andrea Linares G.
Redactora ABC del Bebé
Agradecemos a ABC del Bebé por compartir la información con nosotros.
Compartir un juego les permite a sus miembros interactuar, divertirse, aprender y demostrar aptitudes. Opciones que favorecen el desarrollo de habilidades en los niños.
Sara les estaba leyendo un cuento a sus muñecos. Cuando su mamá llegó de trabajar, la niña la invitó a sentarse para que participara en esta actividad. Fueron cinco minutos de i...nteracción, los mejores para Liliana. “¡Qué bienvenida tan linda!”, atinó a decir.
La lectura es una forma de jugar y el juego es la mejor manera de relacionarse con los hijos. No sólo se estrechan vínculos afectivos sino que los padres aprenden a conocer mejor a sus pequeños.
“Con el juego le ayudamos al niño a confiar en sí mismo, favorecemos su desempeño social, así como su desarrollo sensorial, motor y cognitivo”, explica la terapeuta ocupacional María Angélica Murcia. Es necesario que los pequeños disfruten esta actividad, la cual debe ser libre y espontánea.
“Lo más importante es la calidad. Los juguetes sofisticados son bastante didácticos pero solo son para el uso de los niños. La clave es la interacción con un adulto y para ello existen otras opciones”, dice la terapeuta ocupacional Liliana Saavedra.
Con un juego familiar se refuerzan y asimilan mejor conceptos como la noción de cantidad, espacialidad y temporalidad. Así mismo, los colores, los tamaños y las formas.
¿A qué jugamos?
La terapeuta Liliana Saavedra propone las siguientes actividades:
Juegos de mesa
Lotería. Refuerza el lenguaje y la expresión verbal. Favorece la coordinación visual, la atención y la tolerancia a la frustración, pues el niño aprende que no siempre puede ganar. De igual forma, estimula su desarrollo cognitivo: comprende la noción de semejanza y diferencia. (Después de los 4 años).
Rompecabezas. Fortalece la noción viso-espacial y de expansión de objetos. El pequeño aprende a completar una figura, el concepto de arriba y abajo y de lado izquierdo y derecho.
Dominó. Puede ser de figuras (para niños de 2 a 3 años) y de puntos (de 5 en adelante). Con el primero, el menor identifica formas visuales (une dos gallinas o dos perros). Con el segundo, conceptos como: igual a, más que, menos que y sentido de direccionalidad, pues el juego puede llevarse por dos extremos. Se refuerzan los números.
Rondas infantiles. Les ayudan a los pequeños a vencer el miedo a lo desconocido. Estimulan su confianza.
Muñecos, carros, casas, ollas y demás juguetes. Desarrollan la independencia del infante.
Origami y juegos de armar. Favorecen el desarrollo de habilidades manuales.
Juegos de roles
Por ejemplo: representar lúdicamente las funciones de los miembros de la familia y dramatizar actividades cotidianas (servir el almuerzo, ir al supermercado, tomar agua, vestirse, bañarse los dientes). Esto les da a los padres información acerca del desarrollo cognitivo del infante. A partir de los 3 años y medio o 4 años, los niños se convierten en su personaje favorito o en una persona cercana.
Juegos de parque
Favorecen la direccionalidad, atención y observación del pequeño, además de su motricidad gruesa.
Las pelotas. El cuerpo, cuando está en movimiento, recibe información espacial (dónde estoy yo frente a los otros objetos). Uno de los padres se ubica frente al niño, le lanza la pelota y le pide que se la devuelva. La idea es que involucre ambas manos, luego las piernas y posteriormente todo el cuerpo. Otra alternativa: armar un túnel con las sillas del comedor y se manda la pelota por debajo o por encima de ‘este puente’.
El lazo. Con éste se puede jugar a los rescatistas, trabajando ambos lados del cuerpo: se amarra un extremo a un objeto que lo sostenga y del otro, papá e hijo se sostienen y compiten para saber quién llega primero. Saltar lazo: para un niño mayor de 6 años.
Parque. En el columpio, el menor puede mecerse bocabajo o arrodillado (según su edad). En el rodadero, mandarse acostado, sentado, boca arriba o bocabajo. Esto favorece su equilibrio.
Patines, bicicleta, triciclo. Fortalecen la coordinación de ambos lados del cuerpo. Patinar ayuda al equilibrio; montar en triciclo (3 años) y bicicleta (a partir de los 5 o 6 años) mantiene los sentidos alerta y coordina el movimiento de los pies.
Otros
Memoria. Juegos para desarrollarla; útiles también para el manejo de tolerancia y respeto de turnos.
Bloques de construcción. Actividad que se hace en piso. Motiva la creatividad y la expresión, además de favorecer la coordinación mano-ojo y nociones de espacialidad.
Experimentos
La fonoaudióloga María Paola González pone sobre la mesa otras actividades para disfrutar de la mejor manera el tiempo que se comparte en familia:
Juegos de experimentos relacionados con el diario vivir. Qué emocionante es alimentar la expectativa de un niño y que él mismo plantee posibles respuestas a sus inquietudes: ¿qué pasa si mezclo el azul y el rojo? ¿Al cuánto tiempo de sembrar una semilla la planta crece? Si le aplico tintura a una flor blanca, ¿ésta muere?
Este tipo de ejercicios también se pueden llevar a la cocina, más específicamente a las recetas: preparar gelatina, ponche, galletas, arepas, etc.
Juegos tradicionales. La lleva, las escondidas y la golosa, ojalá al aire libre los fines de semana, son ideales. Favorecen el desarrollo social, motor y cognitivo del pequeño a partir de la secuencia y la organización. Con ellas aprende a respetar turnos.
Otros juegos: burbujas con la boca (favorece el desarrollo de los músculos orofaciales del menor).
Juegos por edades
La terapeuta María Angélica Murcia le sugiere actividades según el desarrollo
del infante:
0 a 6 meses: masajes, juego en la tina, matronatación y actividades visuales: mostrarle muñecos y escondérselos.
6 a 12 meses: masajes, música (con el canto asimila mejor un concepto que cuando este se verbaliza), llevarlo al parque. Imitarlo cuando ríe o llora.
9 a 12 meses: llevarlo al parque, hacerle caballito y rollos, montarlo en columpio.
12 a 24 meses: construir con él torres de bloques o motivarlo a encajar fichas (introducir el triángulo dentro del orificio que tiene su forma).
2 a 3 años: pintar, juegos de imitación.
3 a 4 años: juego cooperativo que involucre, por ejemplo, armar juntos un castillo o pintar una obra de arte en un pliego de cartulina sobre la pared.
4 a 5 años: fichas para construir cosas; dramatizaciones, pintura, noches de talentos (cada día se reúne la familia y sus miembros demuestran sus aptitudes).
6 a 7 años: jugar fútbol, montar bicicleta, juegos de mesa como el dominó, el parqués y el ajedrez. Es importante enseñarles que, en ocasiones, pueden perder.
Otras opciones: con objetos viejos crear novedosos juegos. Una lotería incompleta se convierte en un concéntrese.
A montar en bicicleta
Es conveniente tener las siguientes precauciones:
El niño debe usar casco (debidamente ajustado), rodillera, coderas, chaleco reflectivo y guantes.
Debe inspeccionarse la bicicleta para verificar que tenga el tamaño adecuado para el niño, con reflectores asegurados, frenos en buen estado, llantas bien aseguradas y debidamente infladas.
Es clave incorporar materiales reflectivos en la ropa, el calzado y los accesorios del menor, especialmente al atardecer o en la noche. Igualmente, utilizar luces y reflectores en las bicicletas.
Hay que enseñarle al pequeño a hacer uso de las ciclorrutas, obedecer señales de tránsito y semáforos y utilizar las señales de mano para alertar a los vehículos y a los peatones antes de hacer un giro. Igualmente, respetar al peatón y antes de girar a la izquierda, mirar hacia atrás y dejar pasar el tráfico que haya.
Resolución 3600 de 2004 expedida por el Ministerio de Transporte.
Andrea Linares G.
Redactora ABC del Bebé
Agradecemos a ABC del Bebé por compartir la información con nosotros.



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